Mildred Largaespada

Mi sueño olímpico

In Centroamérica, Mujeres on 11 agosto, 2012 at 7:16 pm

Selección Nacional de Basketball Juvenil de Nicaragua, 1984: (de izquierda a derecha). Mildred Largaespada (9), Aleyda Campbell (4), Alberta Smith (6), Eveling Cecilia Flores (12), Amy Campbell (14), Encarnación (11), Sadie Müller (13). En cuclillas: Una excelente jugadora (8), Michell (15), María Elena Ruiz (5), una excelente jugadora (10), Yamileth Bustos (7). Seleccionador. (Pendiente el nombre). Técnico: (pendiente el nombre)

Esta que escribe estuvo a punto de jugar una final de baloncesto en unas Olimpíadas. Era mi sueño, nuestro sueño, el de un grupo de chavalas poderosas de piernas, ágiles de cintura, salto hidráulico, puntería precisa, aquel equipo de la Selección Nacional de Nicaragua de 1984.

El sueño de toda pre adolescente baloncestista es jugar en un buen equipo, el sueño de todo buen equipo es participar en el campeonato nacional, y ganarlo si es posible. Tuve la fortuna de cumplir esos tres deseos integrando primero el equipo de mi colegio, el Liceo Franciscano, nutrido por la cantera de magníficas jugadoras que se formaron en la famosa y legendaria cancha de la Colonia Centroamérica, más dos de Altamira: la mejor alero de todos los tiempos, Laura Castillo y esta sujeta que pretendía ir a las Olimpíadas.

Esa fue mi primera experiencia de lo que significa integrar un equipo deportivo: siendo como éramos un equipo, digamos sin exigir, de calidad regular a menos regular, imprimíamos ilusión a todo un colegio cuando jugábamos, significara eso que fuéramos ganando o perdiendo estaba toda la gente apretujándose a la orillita de la línea de la cancha, como suele suceder en los campeonatos colegiales y con todo el gentío dando órdenes y armando jugadas, gritándolas a tu oído.

Con ese equipo, que no tuvo uniforme nunca, llegué al primer espectáculo deportivo que miré en mi vida: una mañana deportiva en el archifamoso Colegio Bautista. Así entraron a mi vida Eveling Flores, Yamileth Bustos y Aleyda Campbell (que después también integraron el equipo nacional) jugadoras de ese equipo colegial que sí tenía uniforme, armaban jugadas y lo mejor, parecían jugadoras de baloncesto de verdad. Nos ganaron por un montón a muy poquito. Durante ese partido alguien me estaba mirando.

Era un ojeador deportivo, y no uno cualquiera: era el mismísimo Emigdio Rodríguez, mejor conocido como Paleta y leyenda viva del basketball nacional, como jugador y como entrenador, que me invitó a integrar el equipo de la Universidad Centroamericana (Uca), donde después estudié, pero que aceptaba jugadoras no universitarias.

Esa rica sensación de ganar

¿A mí me invitaban a un equipo nacional? Si, era a mí. Claro que en esa época yo hasta daba miedo en una cancha con tremendas piernotas, fuerza hercúlea en los brazos, agilidad de gacela y mirada de lince. Quizá están creyendo que las últimas líneas escritas podrían ser inverosímiles. Y más con mi actual apariencia con la que me cuesta la misma vida imponerme hasta para que se detenga el autobús en la parada.

Pero créanme, el baloncesto transforma los cuerpos de las mujeres hasta llegar a dotarlos de una fuerza y destreza hermosas y potentes. Adquirís sentido del espacio, ensayás a despojarte del ego y compartir la jugada, saltás, corrés a velocidad de Usain Bolt. Mientras más jugás, mas volcánica, cuando dejás de jugar, quedás con mi apariencia y ni modo.

En ese equipo de la Uca aprendí dribling con mano derecha e izquierda, encestar, a seguir jugadas y las reglas del basketball, que hasta el momento ni conocía bien. Y conocí además a jugadoras de baloncesto, pero ayúdenme a decir jugadoras de baloncesto de talla mega. La historia del baloncesto femenino en Nicaragua ha parido decenas y decenas de estrellas del balón brillando sobre el tabloncillo.

A partir de ese momento, en ese equipo, nos acostumbramos a ganar. Vieran qué rica es la sensación de ganar siempre todo. Dirigidas por Paleta, cómo no. El Polideportivo España se llenaba a reventar, aunque no era consciente de eso porque cuando estás dentro de la cancha no ves ciertas cosas, porque estás concentrada en el juego o concentrada en bloquear a la Alberta Smith, del equipo de a Costa Atlántica y que saltaba hasta la altura de tu hombro para encestar. O para que Dolene Miller no tocara nunca el balón porque balón que tomaba puntos que encestaba.

El dream team

Y de los equipos nacionales te seleccionan para representar al equipo nacional. Y aquello ya fue cosa de ponerte en disposición de soñar, cosa que hago con facilidad: las Olimpíadas. ¿Cabía un sueño de tal magnitud cuando sos una jugadora de un país empobrecido por la falta de oportunidades, de mediocres políticos, en guerra y con hambre, en el año 1984?

Con el equipo de la fotografía de arriba fuimos a los Juegos Centroamericanos de 1984 en Guatemala. Así se conformó ese dream team: (de izquierda a derecha): Mildred Largaespada (9), Aleyda Campbell (4), Alberta Smith (6), Eveling Cecilia Flores (12), Amy Campbell (14), Encarnación (11), Sadie Müller (13). En cuclillas: Una excelente jugadora (8), Michell (15), María Elena Ruiz (5), una excelente jugadora (10), Yamileth Bustos (7).

Perdimos. Perdimos dignamente y los marcadores no hicieron justicia a nuestra entrega deportiva. Es más no hicieron justicia, dejémoslo ahí.

Estaba en edad de entrar en la universidad y el dilema se planteó: ¿seguir como atleta de alto rendimiento entrenando todo el día o continuar estudios de Periodismo? Desde el mismo ámbito deportivo me animaron a los estudios de Periodismo, quizá porque conocían el país y cómo funcionaban las vidas de los deportistas que no habían estudiado.

Me llevé mi sueño olímpico a mi silla frente a la televisión en cada jornada olímpica y desde ese sitio animo a las jugadoras y le cuento a quien tenga la fortuna de estar cerca mis historias de jugadora de basketball, algunas ciertas, otras exagerando y otras en las que me invento resoluciones de jugadas antiguas que en su momento no acerté a solucionar y las cuento como si las hubiera solucionado.

En mi curriculum profesional, en la parte donde dice “representación nacional” hay gente que escribe sobre conferencias impartidas en foros internacionales representando a su país. En el mío siempre pongo “Jugadora de la Selección Nacional de Nicaragua, 1984”. Encesté todos los balones que hubo de encestar por Nicaragua. Nicaragua no puede reclamarme nunca que no lo haya dado todo por el país.

Actualmente y quizá hoy mismo, en cada cancha de baloncesto hay unas muchachas con este mismo sueño. ¿Por qué no?

 

— Leer más:

Aquí otra historia personal de Mildred Largaespada.

Y aquí otra: Sonidos para los días de lluvia.

Y una más: La misma gente, el mismo sol.

Y otra más: Slow Granada.

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  2. […] Largaespada from the blog 1001 trópicos [es] shares her “Olympic dream.” In 1984, Mildred was part of Nicaragua's National […]

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  3. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Esta que escribe estuvo a punto de jugar una final de baloncesto en unas Olimpíadas. Era mi sueño, nuestro sueño, el de un grupo de chavalas poderosas de piernas, ágiles de cintura, salto hidráulico, puntería precisa, aquel e…..

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  4. Paleta era el entrenador (en mis tiempos, no sé si todavía) del equipo de basketball de mi colegio (C.C.A.), jamás me imaginé que fuera tan famoso :). Yo, sin embargo, jugaba volleyball, y aunque nunca llegué a equipos nacionales, conozco la sensación de jugar, cometir, ganar :). UNICA!

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    • ¡Elaine! Pues nada más ni nada menos que te entrenó el mejor entrenador de baloncesto de todos los tiempos. El siempre entrenadaba mujeres, de hecho sigue formando deportistas en la UCA. Cuando me entrenó en baloncesto él daba clases en el Colegio Centroamérica. Me encanta el volleyball. Esa sensación de entrenar, para competir y ganar… con todo el esfuerzo que hace tu cuerpo hasta llegar a las últimas… es una maravilla.

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  5. […] El espíritu olímpico toma posesión de la bloguera pinolera. Pocas cosas igualan al triunfo. "Era mi sueño, nuestro sueño, el de un grupo de chavalas poderosas de piernas, ágiles de cintura…"  […]

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  6. Y que luego escriban excelentes historias en blog ¿Por qué no?
    «Esa rica sensación de ganar» Es toda una declaración.
    Saludos Mildred!

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    • Siii, Julio, el Olimpo perdió una baloncetista y ganó una bloguera. Modestamente, sé lo que está sintiendo Usain Bolt al ganar los 100 metros y todo lo que gana 😉 La sensación de ganar con las fuerzas que proyecta tu cuerpo es una maravilla, los días de entrenamiento tienen sentido en ese momento y todo el dolor tiene sentido también. Al finalizar terminás maltrecha, con esguinces, golpes y lo que sea, pero… ya no duele.

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  7. Sí, tengo un listado (incompleto) de mujeres basketbolistas de gran fuerza, pero no quiero cometer el error involuntario de olvidarme de algunos nombres. estoy recabando nombres. Y cuando los tenga actualizo el post. O escribo otro post.

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