Mildred Largaespada

Tim Coone

In Centroamérica, Periodismo on 18 marzo, 2013 at 1:49 pm
Me tomé esta foto con Tim Coone, cuando le hice una entrevista. Por fortuna la conservo. Photo by Oscar Cantarero.

Me tomé esta foto con Tim Coone, cuando le hice una entrevista. Por fortuna la conservo. Photo by Oscar Cantarero.

Los bares del mundo entero se desviven decorando sus locales con exóticos adornos, cuando las amistades que realmente tienen ganas de verse sólo necesitan las sillas y una mesa limpia donde colocar las botellas de cerveza y los vasos del trago. Aquel día, en el patio de una casa en Lindavista, había una mesa, cuatro sillas, pocas cervezas y mucho ron, y estábamos Jan van Bilsen, Daniel Alegría y Tim Coone. Ya éramos periodistas que no narrábamos las historias en medios de comunicación, pero hablábamos de cualquier tema como si de una crónica periodística se tratara y titulábamos todo: “Las cervezas se acabaron, viva el ron”, por ejemplo.

Esa noche larga, en Managua, nos fuimos contando la vida, la nuestra y la de los demás.Y cuando los brebajes ya habían provocado el efecto para el que están hechos me alegré de tener amistades que otra gente llamaría “raras”, y que para mí son singulares: Daniel se iba a comprar un barco velero para navegar por el Lago Cocibolca y caímos en cuenta que no tenía muelle donde amarrarlo o era caro, no sé; Jan estaba plantando bambú para construir casas y, aunque no teníamos dinero, consideramos ser sus primeros clientes para promocionar la empresa y Tim construía un canal interoceánico para Nicaragua en papel y aunque su apuro era conseguir socios, nosotros ya nos mirábamos navegando por el canal, cómo no, en el barco de Daniel.

Contar tus proyectos a un grupo de amigos periodistas es someterte a una rueda de prensa improvisada. Lo bueno de hacerlo es que como son tus amigos insuflan esa sustancia llamada fuerza, energía, ímpetu que hace parecer todo como posible. Dan ganas de estar siempre con este tipo de amistades. Esa noche fue feliz.

No era la primera vez que Tim Coone contaba su proyecto del canal interoceánico, mejor conocido como Ecocanal. Todos escuchamos sus ideas alguna vez y nos convertimos en expertos ingenieros y proyectistas, estábamos seguras que eso funcionaría. La primera vez que le escuché fue en su casa de la carretera sur cuando le hice una entrevista que publicamos en la revista Gente y que Sofía Montenegro tituló: “Tim Coone y la última cruzada”.

Estoy recordando estos días a Tim porque se está muriendo y siento esa angustia de la despedida, del decir adiós a la gente que quieres. Y siento muchas ganas de estar con él, como para disfrutar de su compañía un ratito más. Así que escribo, que es una manera de estar con él. He intentado recordar una frase rotunda de Tim, como las que se usan para adornar las biografías de los personajes históricos y no me viene ni una a la cabeza. Quizá porque Tim no era sentencioso, y eso es bueno.

Es narrando los buenos momentos compartidos como se puede hacer una historia sobre Tim Coone, historias dignas de novela, pregúntele a cualquiera de sus amistades y prepárense.

Tim, de origen británico, ha vivido más de 25 años en sur y Centroamérica. Y en Nicaragua se asentó para siempre. Uno de sus temas preferidos cuando nos encontrábamos era hablar de su hijo Dan. Me sentí muy cercana a Dan, sin conocerlo, porque tenemos la misma edad y nacimos por las mismas fechas. ¿Y es tan guapo como vos?, le preguntaba a Tim, y él se sonrojaba.

También se sonrojó cuando me contó que tenía nueva pareja y le pregunté: ¿Y cómo se llama la afortunada? “Mariana”, dijo y empezó a narrar sólo bellezas de la mujer, y me alegré tanto por su nueva vida, amor, familia, proyectos. Afortunado también él: Tim se merecía a una Mariana en su vida.

Antes de ser un visionario del canal interoceánico, Tim Coone trabajó como periodista para el diario británico  Financial Times, y otras publicaciones especializadas en economía. Me gustaba su estilo periodístico, muy preciso: pasó esto y esto con esta persona más aquello. Y caiga quien caiga. Así deben de ser las cosas en el periodismo.

Le conocí en Managua, por medio de Vivien Altman, que era la corresponsal de ABC de Australia (mi amistad con Vivien sólo me trae cosas lindas en mi vida). Para ese tiempo Tim era marido de la Chabela Mejía, mejor conocida como Elsbeth Horbaty (¡sólo mujeres bellas tuvo Tim!) y padre de Jerónimo, cuyo padre es Mauricio Mejía, gran amigo de Tim.

Hace un par de días le pedí a Vivien, con quien viví en su casa de Altamira, que me contara un recuerdo sobre Tim para incluirlo en esta nota:

“Recuerdo una vez que mi teléfono no estaba funcionando, cuando estuvimos viviendo en Altamira. Tenía que mandar un trabajo de radio para Canadá y hacer una entrevista. Fui donde Tim y la Chabela, que vivían al lado de nuestra casa, para usar el teléfono. El problema fue que la transmisión duró mucho más tiempo del que esperaba y Tim también tenía que mandar un trabajo periodístico para Londres. Me sentí presionada por eso y abandoné mi transmisión. El hombre de CBC Canadá comentó que la comunicación se había cortado debido a la situación de Nicaragua. Nos reímos de eso. Y mientras, Tim no se enfadó, nunca le miré la presión por el deadline. Es un hombre tan buena onda y dulce”.

También le pedí a Daniel Alegría que me contara algo sobre él y escribió esto:

 “Era un hidalgo, un cabrón guapísimo y elegante. Y cuanto más envejecía más atractivo y profundo era. Para mí siempre fue un soñador que tenía grandes planes, realizables, pero nació demasiado temprano. Para no cansarte le que te puedo decir, de mis mejores momentos con él era cuando íbamos a navegar en el Gran Lago en mi barquito, el «Pirate Lorraine». Allí, los dos solos éramos felices y sabíamos que íbamos a la libre, con solo nuestras destrezas y empujados por el viento en un lago tan bello y majestuoso que las palabras sobraban.

Yo me di cuenta que Tim había aprendido a navegar en barcos ligeros y por eso nunca soltaba la driza de la mayor y siempre estaba con la nariz al viento atento a cualquier cambio. Cuando agarraba la caña y sabía que el barco era suyo, era el hombre más feliz del mundo. Así me acuerdo de él. Su forma de decir adiós es de una dignidad y estoicismo dignos de un marinero hidalgo y soñador”.

Centroamérica tuvo la fortuna de que Tim Coone la narrara periodísticamente. Nicaragua tiene la fortuna de haber sido habitada por un personaje de tremenda envergadura, que se preocupó tanto de su futuro como para dejarle escrito un proyecto de canal interoceánico ecológico y barato de hacer.

Tim deja un reguero de admiradoras que le hemos considerado un hombre físicamente bello. Porque lo era, guapo, guapo total. Y también porque su presencia emanaba un conjunto bien compuesto: bello, dulce, nos trataba con buenas maneras, con un charm (encanto) natural, inteligente, conversación interesante, uhhh, no terminaría la lista de elogios.

Ya se fue Tim, el domingo de madrugada. Qué regalo más lindo de la vida el haber puesto a Tim Coone en nuestro camino y disfrutar con él este momento que nos toca. ¡Qué lindo sos Tim!

  1. Realmente estáis guapos los dos, pero la foto debe de ser muy reciente, porque tú estás igualita que ahora (¿o tal vez hiciste un pacto con el diablo?). Qué lástima que no lo conocí cuando estuve por allá. Besos.

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  2. Tim fue uno de los mejores tíos que he tenido. Me duele que me alejé de él después que se separó de mi tía. Puse distancia para no herirla a ella. Cuánto me arrepiento. El siempre tan fino siempre se acordaba de mi cumple y me mandaba una bella nota ese dia. Guardo lindos recuerdos..como cuando me tiraba al aire y caia al agua en xiloa o cuando nos apoyo en una situacion dificil. Gracias Tim..un fuerte abrazo en donde estes

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  3. Me encantó este post!…. pero ya he dicho eso muchas veces. Tim suena una persona realmente única e interesantísima, me hubiera gustado conocerlo! Suertera vos que has tenido amigos así. P.D: la foto está genial!

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  4. ¡Bello homenaje Mildred! Una pena haberme perdido de conocer a Tim. Punto y aparte: ¡que hombre
    guapo!

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  5. Hermoso, Mil… muy hermoso.

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  6. Que bien Mildred, que precioso homenaje a tu amigo…. Y la foto es fantástica.

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  7. […] "Estoy recordando estos días a Tim porque se está muriendo y siento esa angustia de la despedida, del decir adiós a la gente que quieres. Y siento muchas ganas de estar con él, como para disfrutar de su compañía un ratito más".  […]

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  8. Me gustó tu texto sobre Tim Cone, Mildred. También la foto está chivísima. Besos

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